Estrés

Probablemente, todos hemos sentido estrés. A veces es por un momento breve y debido a alguna situación en particular. Otras veces, es más persistente y complejo como cuando tenemos problemas con nuestras relaciones, algún miembro de la familia está enfermo o debido al fallecimiento de un ser querido. Existe un monto de estrés que funciona a nuestro favor, motivandonos a lograr ciertas tareas. Es decir que no todo el estrés es “malo”, inclusive existe evidencia que la ausencia de estrés podría ser perjudicial. Pero el estrés intenso y crónico puede causarnos daños importantes tanto a nivel físico como a nivel mental. (3)

El manejo del estrés puede resultar complejo porque existen diferentes tipos de estrés, según desde qué perspectiva se lo mire:

Si lo estudiamos teniendo en cuenta su intensidad, podemos definir tres grados:

  • Estrés rutinario, en general leve, relacionado a la presión del trabajo, la familia y otras responsabilidades diarias. (3)
  • Estrés moderado, en general provocado por un cambio negativo repentino, como la pérdida de un trabajo, divorcio o enfermedad. (3)
  • Estrés traumático, que ocurre cuando la persona se encuentra en peligro de ser gravemente herido o muerto. Los ejemplos incluyen un accidente grave, asaltos, o situaciones extremas como la guerra y los desastres naturales. Este es el tipo de estrés que puede causar el trastorno de estrés postraumático. (3)

Si lo estudiamos teniendo en cuenta la duración, se puede clasificar en: estrés agudo, estrés agudo episódico y estrés crónico. Cada uno cuenta con sus propias características, síntomas, duración y enfoques de tratamiento (1):

Estrés agudo

El estrés agudo es la forma de estrés más común. Surge de las exigencias y presiones del pasado reciente y las anticipadas del futuro cercano. El estrés agudo es emocionante y fascinante en pequeñas dosis, pero cuando es demasiado resulta agotador, pudiendo derivar en agonía psicológica, dolores de cabeza tensionales, malestar estomacal y otros síntomas.

Afortunadamente, la mayoría de las personas reconocen los síntomas de estrés agudo. Es una lista de lo que ha ido mal en sus vidas: el accidente de tránsito que abolló el paragolpes, la pérdida de un contrato de trabajo, un plazo de entrega que se debe cumplir, los problemas ocasionales de su hijo en la escuela, y demás.

Dado que es a corto plazo, el estrés agudo no tiene tiempo suficiente para causar los daños importantes (asociados con el estrés a largo plazo) (1). Los síntomas más comunes son:

  • Agonía emocional: una combinación de enojo o irritabilidad, ansiedad y malestar anímico. (1)
  • Problemas musculares: incluye dolores de cabeza, dolor de espalda, dolor en la mandíbula. (1)
  • Problemas estomacales e intestinales: acidez, flatulencia, diarrea, estreñimiento. (1)
  • Sobre-exaltación pasajera: deriva en elevación de la presión sanguínea, ritmo cardíaco acelerado, transpiración de las palmas de las manos, palpitaciones, mareos, migrañas, manos o pies fríos, dificultad para respirar, y dolor en el pecho. (1)

El estrés agudo puede presentarse en la vida de cualquiera de nosotros, siendo habitualmente fácil de manejar por el mismo individuo y su medio. Si fuera necesario realizar una consulta con especialistas en general la respuesta a los tratamientos es rápida y completa. Sin embargo los tiempos pueden extenderse si la causa no desaparece. Cuando la causa es temporal, los efectos físicos usualmente son de corta duración. Mientras que cuando la causa persiste más tiempo el sistema de reacciones físicas se mantiene activado. (1)

En un estudio, la presión de rendir exámenes aumentó el grado de acné entre estudiantes de universidad, independientemente de cómo se alimentaron o durmieron. La condición disminuyó después que pasaron los exámenes. El dolor abdominal y la irregularidad digestiva también han sido relacionados con el estrés situacional. (1)

Estrés agudo episódico

Se observa en personas cuya vida están sumergidas en desorden y crisis, presentando estrés agudo con frecuencia. En general se las ve siempre apuradas, sobrepasadas por las responsabilidades. Les cuesta organizar la cantidad de exigencias autoimpuestas, y abundan las presiones que reclaman su atención. Parecen estar perpetuamente en las garras del estrés agudo, se materializa en ellos el dicho: “si algo puede salir mal, va a salir mal”. (1)

Es común que tengan mal carácter, sean irritables, ansiosas y estén siempre tensas. Las relaciones interpersonales se deterioran con rapidez cuando los otros responden con hostilidad a esta manera de funcionar. (1)

La clásica personalidad «Tipo A» descripta por los cardiólogos Meter Friedman y Ray Rosenman, es similar a un caso extremo de estrés agudo episódico, y tendría mayor probabilidad de presentar problemas coronarios. (1)

Otra forma de estrés agudo episódico surge de la preocupación incesante. Ejemplo de esto serían aquellas personas que ven el desastre a la vuelta de la esquina y prevén con pesimismo una catástrofe de cada situación. Para estos individuos el mundo es un lugar peligroso, poco gratificante y punitivo en donde lo peor siempre está por suceder. Es lógico que se encuentren siempre agitados y tensos, pero están más ansiosos y deprimidos que enojados y hostiles. (1)

Los síntomas físicos típicos del estrés agudo episódico son:

  • Dolores de cabeza tensionales persistentes, migrañas. (1)
  • Hipertensión, dolor en el pecho, y otros que hagan suponer enfermedad coronaria. (1)

Tratar el estrés agudo episódico requiere intervenciones en varios niveles, por lo general ayuda profesional, y los tratamientos pueden tomar varios meses para comenzar a estabilizar la situación.

A menudo, el estilo de vida y los rasgos de personalidad están tan arraigados que la personas no puede registrar el problema. Suelen depositar todas las culpas en otras personas y en los hechos externos. Ven su estilo de vida, sus patrones de interacción con los demás y sus formas de percibir el mundo como parte integral de lo que son y de lo que hacen. Suelen ser sumamente resistentes al cambio, sólo la promesa de alivio del dolor o malestar de sus síntomas puede mantenerlas en tratamiento y encaminadas en un programa de recuperación. (1)

Estrés crónico

Este es el estrés agotador que desgasta a las personas día tras día, año tras año. El estrés crónico deteriora el cuerpo y la mente. Hace estragos mediante el desgaste a largo plazo. Es el estrés de la pobreza, de las minorías, de las familias atrapadas en vínculos disfuncionales, etc. No es extraño que después de las presiones implacables durante períodos aparentemente interminables, la persona abandone la búsqueda de soluciones. (1)

Algunos tipos de estrés crónico provienen de experiencias traumáticas de la niñez que se interiorizaron, manteniéndose dolorosas y presentes. Algunas experiencias afectan profundamente la personalidad, generándose una visión oscura del mundo, y tiñendo todo el sistema de creencias de la persona. Esto provoca un estrés interminable, dado que el mundo es un lugar amenazante, las personas siempre enemigos, y el individuo con la presión de ser perfecto todo el tiempo. Cuando la personalidad, las convicciones y creencias se transforman por el estrés, la recuperación exige el autoexamen activo, a menudo con ayuda de un profesional. (1)

Uno de los peores aspectos del estrés crónico es que las personas se acostumbran a él. Las personas toman conciencia de inmediato del estrés agudo porque es nuevo; ignoran al estrés crónico porque es algo viejo, familiar y a veces resulta hasta casi cómodo. (1)

Efectos del estrés excesivo en el cuerpo

El estrés crónico es en esencia peligroso, después de largos procesos se puede llegar al suicidio, a la violencia, a enfermedades graves (problemas de corazón, ACV e incluso el cáncer). Debido a que los recursos físicos y mentales se ven consumidos por el desgaste a largo plazo, los síntomas de estrés crónico son difíciles de tratar y pueden requerir tratamiento médico. (1)

En el estrés crónico pueden verse condiciones asociadas habitualmente al envejecimiento: debilitamiento del sistema inmunológico, fragilidad y disminución de la funcionalidad general, aumento de la enfermedad coronaria, osteoporosis, artritis inflamatoria, diabetes tipo 2, y algunos tipos de cáncer. (1)

El estrés excesivo puede empeorar factores de riesgo cardíaco existentes como la hipertensión y los niveles altos de colesterol. A su vez es común que el desgaste que produce en el individuo lo lleve a descuidar la dieta y los hábitos de vida, aumentando el riesgo cardíaco a largo plazo. (1)

El estrés también puede complicar su habilidad de recuperación en caso de una enfermedad seria. Un estudio sueco encontró que las mujeres que han sufrido ataques al corazón tienden a tener menos oportunidades de recuperación si también se encuentran experimentando estrés matrimonial como la infidelidad, el abuso de alcohol, o la enfermedad física o psiquiátrica de la pareja. (1)

Qué se puede hacer?

Aprender a lidiar con el estrés efectivamente es un esfuerzo que vale la pena, aún si la persona se considera capaz de manejar cualquier situación que la vida le presente. Muchos de los factores estresantes más comunes (enfermedad en la familia, recuperación de heridas, presiones de trabajo) surgen muchas veces de forma combinada y sin previo aviso. El manejo del estrés es particularmente valioso si su familia tiene historia de hipertensión y otras enfermedades del corazón. (1)

Aprenda a reconocer el estrés. Las primeras señas de estrés incluyen tensar los hombros y el cuello, o cerrar las manos en forma de puño. (2)

Identifique la causa. Usted puede encontrar que su estrés surge de algo que es fácil de corregir. Un psicólogo puede ayudarle a definir y analizar estos estresantes y a desarrollar un plan de acción para lidiar con ellos. (1)

Vigile sus estados de ánimo. Si usted se siente estresado durante el día, escriba qué lo causó, junto con sus pensamientos y estado de ánimo. Nuevamente, usted puede encontrar que la causa es menos seria de lo que pensó en primera instancia. (1)

Haga tiempo para usted, al menos dos o tres veces a la semana. Aún diez minutos al día de «tiempo personal» le puede ayudar a refrescar su visión mental y reducir o detener los sistemas de respuesta al estrés que tiene su cuerpo. Apague el teléfono, pase tiempo solo/a en su habitación, haga ejercicios, o medite con su música favorita. (1)

Haga ejercicio. Es una forma saludable de aliviar la energía y la tensión contenida, libera sustancias químicas en el cerebro que nos hacen sentir bien. Además, le ayuda a ponerse en mejor condición física, lo cual lo hace sentirse mejor en general. (2)

Aléjese por un momento de la situación cuando se siente agobiado. Antes de reaccionar, tome tiempo mentalmente para calmarse, contando hasta diez. Entonces observe la situación nuevamente. El caminar u otras actividades físicas le ayudarán a liberar presión. (1)

Analice su horario. Estudie sus prioridades y delegue las tareas que pueda. Por ejemplo, no se sobrecargue de tareas en el hogar después de un día pesado, comparta responsabilidades en el hogar. Elimine tareas que debería hacer pero no son indispensables. Establezca estándares razonables para usted y los demás. No espere la perfección. (1)

Busque ayuda y asesoramiento. Si la situación ha llegado a un punto en el cual supera todas sus estrategias busque asistencia y contención, tanto de personas cercanas y como eventualmente de un especialista.

Esta información esta destinada al público general, para empezar a generar una cierta conciencia sobre las problemáticas que mas nos aquejan. Utilizamos fuentes confiables de información y los invitamos a explorar mas de estas fuentes:

1. Asociación Americana de Psicología: Los distintos tipos de estrés y Salud mental/corporal: Estrés

2. Academia Americana de Médicos de Familia

3. Medline Plus

centromedico